Te observaba desde el tocador, era odio puro lo que sentía por ti.
Llorabas cada noche, no soportabas su desprecio.
Siempre supiste que le gustaba la mediocridad y aún así te entregaste; te dejaste llevar por no querer estar solo.
Sabías que era una trampa desde el inicio, pero es que te gusta sufrir, te gusta estar expuesto.
Y cada noche gozabas las delicias del sexo sin importar lo que esperaba al amanecer.
Milimétricas espinas te atravesaron la piel, nadie te salvo.
Seguía observando.
2 comentarios:
que bien chicas poosss aqui nos veremos Risas... risas... "_"
ohhh hermoso sin duda, creo k me ha llegado hasta el alma, definitivamente. ....cautivante de sentidos.
si k si
Be Arbor rifas!!!!
chido blog
Publicar un comentario